sábado, 28 de febrero de 2009

Exijo una explicación

Por Augusto Álvarez Rodrichalvarezrodrich@larepublica.com.pe
El gobierno tiene que justificar sus acciones.
Varias expresiones recientes del gobierno transmiten una actitud preocupante de no explicar sus acciones, creyendo que ganar una elección es una licencia para hacer lo que le da la gana.
Por ejemplo, Mercedes Cabanillas en el caso de las policías cuyas imágenes semidesnudas se difundieron en una página web. Ellas no cometieron un delito; por el contrario, son víctimas de violación de su fuero íntimo. A la ministra, sin embargo, lo único que le interesa es reforzar su imagen de ‘Miss Thatcher’ –fomentada por el presidente Alan García– y, para eso, no se detiene en cometer una injusticia con estas muchachas.
¿Por qué están tan calladas las organizaciones feministas del Perú? ¿Por qué no reaccionan las mujeres parlamentarias para que Cabanillas no perpetre esta injusticia? Y si persiste, ¿por qué no la interpelan y la mandan a su casa por abusiva?
Segundo caso. El gobierno no ha hecho el menor esfuerzo por justificar su rechazo a la donación del gobierno alemán para construir el Museo de la Memoria. Las explicaciones del premier Yehude Simon y del ministro Ántero Flores-Aráoz son balbuceos penosos. Mejor, que salgan y digan “está bien, no creemos en los derechos humanos, y en este asunto, los que deciden son los militares, los fujimoristas y el cardenal”. Pero que, al menos, dé la explicación que todavía no ha ofrecido.
Tercer ejemplo: el presidente Alan García puede sentirse rey, pero sus asesores cercanos deberían recordarle que no lo es. Por ello, no puede lanzar arengas a las autoridades regionales y municipales para que violen la ley y hagan obras públicas sin permiso de nadie y haciendo caso omiso al contralor que todavía el gobierno no ha podido –o querido– nombrarlo.
Cuarto: el gobierno no puede seguir manejando la educación en el país como lo está haciendo, diciendo que está en marcha una ‘revolución silenciosa’ –tanto que nadie la siente–, sin siquiera responder a los propuestas, recomendaciones, sugerencias y críticas de la opinión calificada de los principales expertos del país en el tema. Que, al menos, el ministro José Antonio Chang dé la cara y que dialogue. Y, si no, que lo convoque la Comisión de Educación del Congreso para cuadrarlo.
Los políticos ganan las elecciones con el fin de obtener un mandato legítimo para poner en práctica sus ideas y propuestas para mejorar el país y la calidad de vida de su población, pero ello no significa, en modo alguno, que puedan relajar la obligación de explicar y de justificar sus medidas y acciones ante la gente, lo cual es inherente a toda persona que se crea demócrata. Hay que decirle al gobierno, con firmeza, que su actitud arrogante y de desprecio hacia el país es inaceptable, y que no puede hacer lo que le da la gana.

lunes, 23 de febrero de 2009

Entrevista a Gorriti sobre la Ministra del Interior

En democracia no cabe la mano dura
(1) “A Cabanillas hay que darle el beneficio de la duda”, sostiene Gustavo Gorriti. (2) En una democracia no se puede hablar de mano dura. (3) La policía debe trabajar con la población. (4) Todos los ministros del Interior de este gobierno han fracasado.
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Gustavo Gorriti, periodista y coordinador del área de seguridad ciudadana del Instituto de Defensa Legal (IDL), opina sobre el nombramiento de Mercedes Cabanillas al frente del Ministerio del Interior en reemplazo del general Remigio Hernani y acerca de los principales desafíos en una cartera marcada por los sucesivos fracasos de los anteriores tres ministros que ha tenido este gobierno. Gorriti señala que una medida urgente de la nueva ministra debería ser la sustitución del director de la policía, general Mauro Remicio, y propone alternativas, como una policía comunitaria, frente al problema de inseguridad ciudadana.-¿El nombramiento de Mercedes Cabanillas como ministra del Interior es parte de un copamiento aprista del gabinete?-Hay una mayoría aprista en el gabinete, eso está muy claro. Pero no necesariamente está mal que un dirigente aprista ocupe esa cartera ministerial, porque si hace un buen trabajo no hay razones para que no pueda ocupar ese cargo…-¿Pero el control del partido aprista del Ministerio del Interior -que designa a los gobernadores en todo el país- no implica un riesgo del uso de la maquinaria gubernamental con fines electorales?-No creo que ese sea un problema significativo. Creo que si el Apra intentara hacer eso, la respuesta social sería lo suficientemente rápida como para que una iniciativa como esa resulte contraproducente para el gobierno. -¿Cabanillas, que no tiene experiencia en el tema de seguridad ciudadana, es la persona idónea para el Ministerio del Interior?-A priori es difícil contestar esa pregunta. Hay gente que supuso que Alva Castro, por ser un veterano dirigente aprista, ex vicepresidente, ex primer ministro, ex ministro de Economía, candidato a la presidencia, iba a poder moverse con gran solvencia en el Ministerio del Interior, pero su gestión fue un desastre. Rospigliosi no tenía experiencia en el manejo de grandes organizaciones y tampoco gran experiencia en el tema de seguridad ciudadana, y resultó siendo un buen ministro del Interior. Para manejar el Ministerio del Interior antes que experiencia, que siempre ayuda, se necesita tener ideas claras, noción de mando, un manejo administrativo bien organizado y capacidad de control sobre una maquinaria difícil, resbalosa y traicionera como es la de ese ministerio. -¿Cuáles son las principales medidas que debería tomar la nueva ministra del Interior?-Lo primero que debe hacer es buscar a los oficiales más competentes y honestos para ponerlos en los puestos claves de comando. Debe evitar esa especie de darwinismo inverso que se ha dado en la policía, donde en muchos casos los peores han tomado los puestos más importantes. Eso ya sería una reforma profunda. Si esa política se mantiene diez o quince años en forma sostenida, vamos a tener una nueva policía. Lo segundo es una buena administración de recursos, evitando su pérdida por la corrupción. Se debe poner gran énfasis en la seguridad ciudadana y en la lucha sostenida y severa contra el crimen organizado, especialmente contra el narcotráfico.-¿Una medida inmediata debe ser el cambio del actual director de la policía, general Mauro Remicio?-Por diversas razones esa es una de las primeras cosas que Cabanillas debe hacer. -¿Una de esas razones es que el general Remicio es un jefe de la policía sin liderazgo?-Esa es una razón importante. Como jefe de la policía el general Remicio ha sido un fantasma mudo, que pasó a ser parte de la albañilería del edificio del Ministerio del Interior y dejó que Hernani fuera el director real de la policía. Lo primero que debe tener un ministro del Interior es un buen jefe policial y Remicio no es el indicado para ese cargo. -¿Si Cabanillas decide mantener al general Remicio estaría cometiendo un error que puede ser fatal para su gestión?-No cambiar al general Remicio sería un grave error. Si decide mantenerlo y convertirse en la teniente general Cabanillas y en una especie de Hernani, ministra y jefe de la policía a la vez, entonces su fracaso está asegurado. -Cabanillas se ha estrenado en el Ministerio del Interior ofreciendo mano dura. ¿El problema de la seguridad ciudadana es un asunto de mano dura? -En muchas ocasiones la forma más sencilla de terminar con un problema potencialmente grave es mediante el diálogo. La prevención de crisis, medidas más bien consideradas suaves, son las más eficaces. Pensar que debe mandar la mano dura es la herencia colonial que tenemos. En una democracia y en una sociedad compleja, como la peruana, no se puede pensar que la solución pasa por la mano dura. Hay circunstancias en las que no queda otra salida que la fuerza dentro de los límites de la ley, pero el aspecto represivo debe ser puntual y secundario; lo fundamental es la prevención de conflictos. Espero que Cabanillas sea lo suficientemente inteligente para darse cuenta que querer hacerse una imagen de una ministra del Interior dura sería la receta más segura para su fracaso.-¿Qué medidas se deben tomar frente a la inseguridad ciudadana?-Un elemento central es fortalecer sustantivamente el concepto de policía comunitaria. Esto implica utilizar a las municipalidades junto con las comisarías como el eje de acción para la seguridad ciudadana, con una fuerte participación de la comunidad a través de las juntas vecinales organizadas. Municipalidad, policía y población organizada deben actuar en conjunto. Además de eso, debe fortalecerse la acción de la justicia de paz en las comisarías y la práctica de penas alternativas, como el servicio comunitario, para delitos menores. Estas son medidas que pueden considerarse suaves, pero son las únicas que realmente han funcionado en forma consistente en los lugares donde se han aplicado.-¿La policía siente que pierde poder si comparte su tarea con los municipios y la población y por eso se opone al concepto de policía comunitaria?-Eso es parcialmente cierto. En la policía hay oficiales cuya práctica los ha llevado a ver lo eficaz que es la policía comunitaria y los buenos resultados que consiguen trabajando con la población, cuando el policía deja de ser el comisario aislado para convertirse en líder popular. A un mayor Montenegro, que trabajó con las rondas de Bambamarca y Chulucanas, lo pasaron al retiro y miles de campesinos lo apoyaron. Con una policía comunitaria eficiente la corrupción policial es mucho más difícil. La policía comunitaria debe ser el centro de la preocupación en seguridad ciudadana. En eso hay que aplicar muy poca mano dura. Junto a eso están los problemas del crimen organizado, las bandas armadas, el narcotráfico, que requieren de una policía especializada y de unidades con la capacidad de actuar en forma contundente.“Ministros del Interior de este gobierno han fracasado”-¿Los problemas de la policía y la inseguridad ciudadana se han agravado durante el gobierno aprista? -Así es. En el gobierno de Toledo el manejo de la policía tuvo altos y bajos, pero con este gobierno ha habido un proceso cuesta abajo. En posiciones fundamentales de la policía y del Ministerio del Interior ha habido gente muy incompetente.-Esto refleja el fracaso del Apra en este tema…-Pilar Mazzetti duró muy poco como ministra del Interior y terminó mal. Alva Castro fue un ministro altamente incompetente e ineficaz. Hernani fue un mi-nistro desastroso. Entonces, durante el gobierno aprista hay una suma de fracasos en el Ministerio del Interior… -¿Si el Apra como partido de gobierno ha demostrado no tener una política de seguridad ciudadana, hay razones para pensar que este fracaso aprista en el sector Interior puede revertirse con Cabanillas?-Es cierto que el gobierno no ha tenido una política de seguridad ciudadana, pero en una democracia debe haber una constante capacidad de renovación y si han decidido poner a la división pesada del partido aprista a cargo del Ministerio del Interior, eso puede significar que en este momento hay un real empeño por obtener resultados positivos. Espero que con el ingreso de alguien que tiene un predicamento fuerte dentro del Apra y del gobierno se pueda mejorar.-Alva Castro también es un dirigente importante del Apra y su gestión fue un fracaso. -Es verdad, las cosas no funcionaron con Alva Castro, pero, sin hablar de huachaferías como luna de miel, pienso que a Cabanillas se le debería dar el beneficio de la duda, aunque observando de cerca su gestión, especialmente en los primeros días.Carlos NoriegaEntrevista

Reto de Cabanillas en el Ministerio de Interior

Rayando la cancha: ¿con tiza o con hierro?
Por: Juan Paredes Castro
El rayado de cancha entre el Ministerio del Interior y la Policía Nacional es un viejo reclamo con el que el poder político de turno ha jugado hasta hoy como ha querido.
¿Querrá Alan García, en verdad, cambiar las cosas?
¿Podrá hacerlo Mercedes Cabanillas?
Si estuviera decidida a hacerlo, como lo ha dicho, ¿empleará una tiza o un power point con mirada a la tribuna pública o preferirá asegurar el hierro en la mano, ateniéndose a todas las consecuencias, incluso impopulares?
Lo común, con honrosas excepciones, ha sido ver a los ministros del Interior cargados en procesión por las cúpulas de generales y coroneles de la Policía Nacional, en una reveladora metáfora no solo de una falsa subordinación al poder civil sino de una complicidad con la inmovilización y la impunidad de la inercia, de la ineficiencia y de la corrupción.
Con la puntería puesta en este núcleo de crisis institucional, Cabanillas primero tendrá que rayar la cancha de su sector entre el cambio y la inercia, entre la eficiencia y la ineptitud, entre la decencia y la corrupción. Esto no tendrá un costo político precisamente bajo, pero no podrá negarse a asumirlo si busca presentar resultados y de manera transparente.
El otro trazado de cancha es estructural y tiene que ver con aquello de dónde quedan las funciones propiamente dichas del Ministerio del Interior y dónde las de la Policía Nacional, para no ser confundidas. Dónde y cómo quedan también la inteligencia del Interior y la de la PNP, haciendo cada cual qué y con qué objetivos y exigencias, fundamentalmente de cara al orden público y a los conflictos sociales.
Será decisivo, asimismo, el trazado de cancha que permita definir aquellas tareas que la PNP debería ya dejar en los municipios provinciales y distritales, como el control del tránsito y algunos aspectos domésticos de coordinación más directa con las comisarías.
Cabanillas sabe cuánto tiene que reforzar los liderazgos y las condiciones de vida de una Policía Nacional que todos queremos decente y digna. Pero no podrá hacerlo sin antes cortar cabezas y gollerías, mafias y complicidades. Se ha acumulado demasiada escoria en una institución en que la regla de “dejar hacer” y “dejar pasar” no ha tenido casi excepciones.
La nueva ministra del Interior ha puesto la reestructuración policial a la cabeza de su agenda. La única manera de ser coherente con tal agenda es convertirse cuanto antes en la Dama de Hierro de un proyecto difícil y complejo que demanda la voluntad política del Gobierno, del Congreso y del Poder Judicial.
Si las cosas no van a ser así, volveremos al punto muerto de siempre

Nakatrafa

La teoría Nakatrafa
Por Javier Diez Canseco

Abogado de varios mafiosos fujimoristas, Nakazaki ahora lo es del capo di capi. Su estrategia: defender una víctima condenada sin pruebas, antes del fallo judicial, por un linchamiento mediático. La falta de un video u orden escrita, firmada, disponiendo la matanza de Barrios Altos o de La Cantuta, serían evidencia de la inocencia del capo, al que presenta –en una segunda línea de defensa política y no legal– como un “salvador del Perú”, hoy ingratamente procesado. Así, buscando justificar haberes acumulados que rebasan 6 dígitos, Nakatrafa desarrolla una agresiva argumentación política ante el descalabro de sus argumentos legales y sus derrotas judiciales recientes.
“Denuncia” que su “cliente” es objeto de un sumario juicio y fusilamiento mediático. “No hay pruebas”, dice, mientras lloriquea sobre la “presión” mediática a la Corte. ¿Acaso no lo extraditó la Suprema chilena considerando indicios más que suficientes y garantías judiciales para el proceso? ¿Estamos ante un PJ intervenido como el que instauró su “cliente” al destituir a la Corte Suprema y al fiscal de la Nación para colocar a sus títeres, corrompiendo la judicatura a extremos sin precedentes? ¿Olvidó que es un juicio lleno de observadores internacionales, y que su sueldo lo paga quien barrió con todos los principios del “debido proceso” que ahora goza?
“Jefe” cobarde y desleal, Chinochet niega mando sobre sus subordinados, obvia su convivencia en el mismo piso del SIN con Montesinos, pretende ser un jefe que no sabía ni ordenaba nada, aunque más de 570 testimonios y documentos lo incriminan. Nakatrafa brama por un “linchamiento” mediático. ¿Olvida que su defendido compró –vía Montesinos (jefe del SIN, del PJ y del JNE sin nombramiento firmado)– a los principales propietarios de los medios de prensa para manipular la información, cercenar las noticias, ocultar robos y crímenes, censurar periodistas como Hildebrandt y servirse de programas como los de Laura Bozzo? Reclama por la información del juicio y las opiniones en contra del criminal. ¿Piensa regresar al parametraje manipulado de la década infame, a la salita del SIN donde su “cliente” hacía pagar “cash” –con recursos de la desabastecida Defensa Nacional– a los “dueños” de las licencias de TV y radio, a los hampones de la prensa amarilla, a los plumíferos de la cloaca fujimontecinista?
¿Fusilamiento mediático, aunque ninguno de los miserables que manejaron la TV perdió su licencia y sobreviven numerosos ayayeros que hacen de los Raffo y las Keiko habitúes de los medios, tratados con consideraciones propias de gente decente? ¿Habrá un Grupo Colina que dispara tinta, imágenes y proyectiles de memoria colectiva contra su cliente? ¿Santiago Martín Lévano, Paco Kerosene Miró Quesada, Mohme Huamán Azcurra o Mariela Palacios Barreto? ¿Un grupo Scorpio liderado por Hildebrandt o una misión israelí de entrenamiento manejada por Gorriti? Nakatrafa desvaría, abrumado por las pruebas que evidencian la autoría mediata del huésped de lujo del penal que García le construyó en Barbones. Además, si el jefe del SIN –bajo su directa responsabilidad política por ley– ya fue condenado a 35 años por estos crímenes, ¿cómo podría recibir él menos? Desesperado, Nakatrafa pasa de la tesis del “fusilado mediático” a la de “héroe y salvador nacional”. Pretende justificar los crímenes con la tesis de que Fujimori y Montesinos derrotaron al terrorismo y vencieron la hiperinflación, lo que no permite procesarlos por violaciones a los DDHH, corrupción o actos lesivos a los intereses nacionales. Se prepara para el juicio por corrupción.
La captura de Abimael Guzmán y la debacle de Sendero no fue producto de los crímenes del Grupo Colina y similares de las FFAA, sino de su aislamiento político y de una paciente inteligencia policial. No se requería matar cientos o miles de inocentes para ello. La estrategia antisubversiva implementada desde tiempo atrás (Accomarca, matanza de los penales, Barrios Altos, La Cantuta, por ejemplo) solo incrementó la violencia e hizo que miles de justos paguen por culpables. Pero, ¿salvó Fujimori al Perú como nación? ¿No privatizó y entregó a extranjeros –con estabilidad tributaria– los principales recursos naturales y la renta que se generó (desmantelando Petroperú, MineroPerú, Centromín, Cerro Verde, etc.)? ¿No destruyó la banca de fomento y estatal, remató PescaPerú y las principales empresas eléctricas en negociados oscuros? ¿No costó cientos de millones el salvataje del Banco Latino y del Wiesse? ¿No le debemos las queridas AFP, la jubilación a los 65 años, cuando mujeres era a 55 y hombres a 60? El “salvador” desmanteló y corrompió la moral de las FFAA y abandonó todo plan de modernización, mientras pudrió el PJ y el JNE. Alentó el transfuguismo y el Congreso más caro de la historia, mientras la educación y la salud pasaron a los últimos lugares de AL, la desigualdad social creció, la sindicalización se redujo y los derechos sociales se perdieron. Por su gestión, ¡Fujimori merecería 10 cadenas perpetuas, Nakatrafa!

Partido de izquierda responden a Yehude Simon

Voceros de izquierda creen que es imposible una alianza con el Apra
Lun, 23/02/2009 - 07:43


Responden a la propuesta del premier Yehude Simon. Susana Villarán, Nicolás Lynch y Pedro Francke afirman que no pueden pactar con un partido que aplica las mismas políticas de la derecha económica.
Ana Núñez
La posibilidad de una alianza electoral entre el Apra y lo que el premier Simon denominó “la izquierda madura” fue descartada rotundamente por voceros de sectores de izquierda. Con esta rápida y unánime reacción, Simon ha quedado sin fundamentos –al menos por ahora– para pensar que su deseo expresado el sábado último se puede hacer realidad.
Ese mismo día Javier Diez Canseco (Partido Socialista) y Rolando Breña Pantoja (Patria Roja) ya habían descartado la participación de sus agrupaciones en una alianza electoral con el Apra. Ahora, otras voces de izquierda, algo más moderada y tecnocrática, como Susana Villarán, Nicolás Lynch y Pedro Francke les dijeron “no” al titular de la PCM y a su propuesta electoral. Susana Villarán, ex ministra de la Mujer durante el gobierno de Valentín Paniagua y ex socia electoral de Simon en el anterior proceso electoral, afirmó que no estaba de acuerdo con la propuesta del premier, pues el Apra tiene como líder a “un caudillo” (Alan García) que tiene pasivos muy fuertes por casos como el del comando paramilitar Rodrigo Franco, vinculado a su partido.
Agregó que los cuestionamientos al Apra no son solo en el tema de los derechos humanos sino también en materia de política económica. “Este es uno de los gobiernos más derechistas de todo el hemisferio. Alan García es ultraneoliberal y más a la derecha, la pared”, acotó.
“Creo que (Simon) se emocionó en el Día de la Fraternidad y por eso lanzó esta propuesta que no la ha conversado conmigo ni con nadie de la dirección nacional de Fuerza Social. Si quiere tener una alianza con esas personas, conmigo no cuenta”, advirtió Villarán.
Pedro Francke, economista y ex jefe de Foncodes, sostuvo que no es factible una alianza entre el partido oficialista y un sector de la izquierda porque “el Apra es un partido que ha pasado a ser de extrema derecha bajo la presidencia de Alan García”.
“¿Qué van a hacer los sectores de izquierda con un partido que, a decir de Lourdes Flores Nano, está más a la derecha que el PPC? Eso lo hace improbable”, dijo Francke.
Nicolás Lynch, ex ministro de Educación durante el gobierno de Alejandro Toledo, también descartó una alianza entre el Apra y la izquierda, pero sí aseveró que no ve inconveniente en que Simon forme parte de un bloque electoral con el Apra.
“No veo contradicción en que Simon forme una alianza con el Apra, porque él es un político de derecha. A qué izquierda puede representar Simon. Él hace mucho que es un político de derecha”, señaló Lynch. Aunque distanciado desde hace muchos años de la izquierda peruana, Fernando Rospigliosi también opinó sobre el tema. Para él es “imposible” que los técnicos de izquierda que asumieron cargos públicos en el gobierno de Alejandro Toledo puedan participar en una alianza con el Apra.
“Lo veo imposible, no veo a nadie de los que hemos sido ministros de Toledo participando en una alianza de ese tipo. Todos, con matices, son críticos del actual gobierno”, dijo.
Rospigliosi consideró que al hablar de una “izquierda madura” el titular de la PCM se refiere a él mismo, pues no habría nadie más de la izquierda que pudiera estar dispuesto a tener un entendimiento electoral con el Apra. “Yo creo que Yehude está tratando de hacer méritos para ser el candidato del Apra”, agregó.
El Apra sí tiene apertura política
“No se puede descartar a priori en lo absoluto la posibilidad de formar una alianza con una izquierda madura y responsable”, afirmó el congresista Jorge del Castillo. El ex premier refirió que desde los años ochenta Armando Villanueva, líder histórico del Apra, ya hablaba de la izquierda responsable, pues existe “otra que es irresponsable”.
“Hay sectores progresistas en el país con los cuales podemos tener una afinidad. El Apra siempre ha tenido políticas de apertura y no solamente en campaña electoral, sino ahora como lo demuestra en la conformación del gabinete ministerial”, dijo.
Insistió en que hay sectores democráticos que pueden converger con el Apra de cara al 2011, pero no así “la izquierda irresponsable que no sale del marxismo-stalinismo, con posiciones intransigentes”. (Edición impresa La República)